Es una cajita de cristal... pequeña,
transparente, donde guardas todos tus
recuerdos, pensamientos, cariño y amor. Eso
que recoges por el camino y guardas... Ellas
son una parte de mi cajita de cristal, esas que
me abrazan cuando pienso que no puedes
más. Algo que lamento no ver. Porque el
amigo no se ve, no se toca, no se huele.
Simplemente lo sientes.
Y, aunque se encuentren sentadas a mi lado,
yo nunca las veo como la materia física que
son... Por ellas podría darlo todo,
absolutamente todo... excepto mi cajita de
cristal.
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